Teoría del Desarrollo Capitalista
Sweezy analiza en la Introducción algunas de las definiciones
generalmente más aceptadas como por ejemplo :
-La
economía estudia “el campo de la producción y distribución de
mercancías y servicios que la gente necesita y desea.”
-La
ciencia económica trata “las relaciones interpersonales de la
producción y distribución.”
-Se entiende por sistema económico
una “serie de relaciones interdependientes aunque conceptualmente
discretas entre hombres y bienes económicos.”
-Según el
profesor Robbins ”la economía se relaciona con el estudio de las
causas del bienestar material.”
En cuanto a ésta última
definición, Sweezy se refiere a la cita en la que el profesor
Robbins trata sobre la conducta del conocido y solitario náufrago
Robbinson Crusoe. Se basa en la conducta de éste individuo para
asegurar que la “ciencia económica estudia la conducta humana como
una relación entre medios y fines limitados con una diversa
aplicación.” De ésta forma Robbins generaliza la teoría del
valor haciéndola tan aplicable a un individuo aislado como a una
sociedad comunista.
Las relaciones sociales quedan por tanto
para Robbins como algo no esencial, sino accidental, despojándose el
contenido social de la ciencia económica.
Así para Sweezy,
algunos conceptos quedan vacíos de su contenido esencial al ser
despojados de su dimensión social. Por ejemplo si el autor entiende
el concepto “salario” como “las cantidades de dinero pagadas a
intervalos cortos, por un patrono a sus obreros asalariados”, según
él, la ciencia económica moderna entendería este concepto como “el
producto expresado en valor o en términos físicos que es imputable
a la actividad humana empeñada en un proceso productivo
general.”
Lo que se deriva por lo tanto de la visión de
Robbins es un teorema de la productividad enteramente vacío del
contenido social, donde el valor del trabajo es enteramente dado por
la productividad: “una vez adoptado este punto de vista es
extraordinariamente difícil, aún para el más prudente, evitar
deslizarse bajo el hábito de considerar “el salario de
productividad como, en cierto sentido, el salario razonable, es
decir, el ingreso que el obrero percibiría bajo un orden económico
equitativo y justo”.
CAPÍTULO I. EL MÉTODO DE
MARX
Las principales contribuciones de Marx a la
ciencia económica versan sobre la metodología. Uno de los mayores
estudiosos de Marx, el profesor Lukacs, asegura que Marx era un
resuelto partidario del método abstracto-deductivo.
Su método
se basaba en las “aproximaciones sucesivas” que conseguía
“avanzar desde lo más abstracto hasta lo más concreto, eliminando
suposiciones simplificantes.”
La abstracción es por sí misma
incapaz de rendir conocimiento; según Hegel, en el “proceso del
entendimiento científico, es de gran importancia distinguir y poner
de relieve lo esencial en contraste con lo llamado no esencial”.
Pero, Sweezy se pregunta: ¿Cómo distinguir lo esencial de lo no
esencial?
Pues bien, para el autor, se debe “formular una
hipótesis sobre lo que es esencial, profundizar en ella y por último
comprobar las conclusiones con los datos de la experiencia.”
Para
Marx, el método heredado de Hegel de la Dialéctica es
imprescindible para comprender su teoría política. Según éste
método, el desarrollo se alcanza mediante el conflicto entre dos
fuerzas opuestas y contradictorias, que son resultado una de la
otra.
Para Marx , la “suma total de las relaciones de
producción, constituye la estructura económica de la sociedad, que
constituye la base sobre la que se levanta la superestructura
política y social.
Cuando las fuerzas materiales de producción
entran en conflicto con las relaciones de producción existentes, se
inicia un proceso de revolución social. Así Karl Marx descubrió lo
que él llamó “conflictos de clase” y se interesó por la
“distribución de los productos de la tierra” y por la “propiedad
de la tierra”.
El método de Marx, incluía una crítica a la
sociedad burguesa, desde la perspectiva obrera y asalariada, y
concluía que el capitalismo generaría cada vez mayor propiedades en
manos de menos personas muy ricas, a los que se les opondrían
grandes masas de proletarios empobrecidos. Esto finalmente no
ocurrió, sino que se impusieron las teorías revisionistas del
socialismo de Bernstein, antirrevolucionario, y partidario de una
evolución a un “capitalismo social” en el que los trabajadores
asalariados irían conquistando cuotas de poder de forma que nunca
llegase a darse la revolución tan esperada por Marx.
Asimismo,
el análisis de Marx toca de cerca todo lo relacionado con “las
mercancías”.
Ya en la 1ª parte de su tomo “el capital”
Marx reflexiona sobre lo que significa el dinero, y a la relación
capital-trabajo. En sus escritos existe un alto nivel de abstracción
por lo que algunos análisis simplificadores hechos por Marx no son
susceptibles de aplicarse a la práctica. Es el caso de la tan
discutida “ley de la miseria creciente del proletariado”, de la
que los antimarxistas han hecho su punta de lanza diciendo que es
algo completamente irreal ya que a medida que ha pasado el tiempo, se
ha demostrado que las clases medias han crecido en su nivel de
bienestar a diferencia de lo que Marx predecía.
Pero Marx ya
preveía que algunas de sus teorías no se cumpliesen en la práctica,
avisando de ello en los propios capítulos. Años más tarde tras la
muerte de este autor, sería Engels quien se encargaría de compilar
y retocar aspectos mas concretos de la teoría de Marx en los tomos 2
y 3 de “El Capital”.
Según Sweezy, la mayoría de las
gentes dan por supuesto el capitalismo, como dan por supuesto “el
propio sistema solar”, y no entienden que la vida ha existido en
otros tiempos, fuera de el sistema en el que nos encontramos
actualmente. Parece que hablar de anticapitalismo es hablar de
catastrofismo, siendo criticable todo aquel que sea capaz de salir de
su sistema contemporáneo, compararlo con otros sistemas de
organización humana históricos, y criticar el sistema actual en su
conjunto.
Para Sweezy una postura crítica con el capitalismo
no es solamente intelectualmente posible, sino también moralmente
significativa, como “no lo sería por ejemplo una postura crítica
ante el sistema solar”.
CAPITULO II. EL PROBLEMA DEL
VALOR CUANTITATIVO
Este capítulo comienza con la
definición recogida en “El Capital” de mercancía de la que Marx
dice que es todo lo que se produce para el cambio más bien que para
uso del productor. Por ello, continúa, el estudio de la relación
económica del cambio, es la que se ocupa del estudio de dichas
mercancías.
Si nos centramos en el problema del cambio,
tenemos que ya Adam Smith, lo relaciona con la división del trabajo,
que para él es la causa del aumento de la productividad, que, a su
vez, es la base de la economía humana. La vida económica, según
este autor, está asentada en la propia naturaleza humana. Smith
apoya que la ciencia económica es la ciencia de la producción de
mercancías, que tiene un carácter meramente cuantitativo.
Si
volvemos a Marx, tenemos que contradecir lo apoyado por Smith. Para
el primero, existe un vínculo entre la producción de mercancías y
la división del trabajo, pero no es para nada una relación tan
estricta como la que describe Smith. Para el autor de “El Capital”,
el sistema de producción de mercancías no es, en ningún caso, una
forma natural y universal de desarrollar la vida económica, sino una
de tantas maneras posibles en que puede expresarse la vida económica.
Por tanto, tenemos que las relaciones cuantitativas y económicas que
para Smith eran tan importantes, para Marx no van a ser suficientes,
poniendo acento, asimismo en las relaciones sociales que se
desarrollan con el intercambio de mercancías. Por ello, existe una
atención dirigida hacia las formas cualitativas de economía
política. Aquí es donde encontramos la verdadera novedad de la
teoría de Marx, en la que se entronca por primera vez lo que Petry
denomina el problema del valor cuantitativo y el problema del valor
cualitativo en un todo.
Volviendo de nuevo a la cuestión
de las mercancías, este capítulo nos explica más detenidamente el
valor cualitativo de las mismas. Se diferencia entre el valor de uso
y el valor de cambio. Respecto al valor de uso podemos decir que es
una constante histórica, pero dependiendo de la época y el objeto
es un significado que varía. El valor de uso de una mercancía es
inherente al ser humano, independientemente de la sociedad que
habite. En este sentido, podemos entender que el valor de uso es la
relación que se establece entre el consumidor y la mercancía. Es el
objeto de utilidad otorgado a la mercancía. Para la economía
política moderna que ha dejado de lado las relaciones sociales este
valor de uso no es objeto de estudio. Es, principalmente, donde
encontramos la diferencia entre la economía ortodoxa y la marxista,
que si presta atención al valor de uso. En cuanto al valor de
cambio, podemos decir que está asentado en la relación cuantitativa
de las mercancías. Sin embargo, posee una dimensión social que debe
ser desenmascarada en el estudio económico y es la relación social
entre los propietarios de las mercancías. Todo productor trabaja, a
su vez, para el resto de productores, por tanto dicho trabajo posee
una función social en sí mismo. Si unimos estos dos valores
obtenemos lo que definimos como mercancía.
Si relacionamos
los dos tipos de valores con el trabajo tenemos que éste también
posee dos dimensiones en cuanto a valor de uso (trabajo útil) y otro
al valor de la mercancía que produce (trabajo abstracto). Para Marx,
esta última dimensión que se refiere al trabajo abstracto, es
crucial, puesto que lo equipara al “trabajo en general”, que es
común a toda actividad humana. Este calificativo de “general”
para Lukacs es un rasgo distintivo del capitalismo, donde las
unidades de trabajo son equiparables y medibles entre sí. Para el
capitalismo, lo importante es el trabajo para crear riqueza en
general, desligando esta producción con el individuo. Como nos dice
Sweezy ;: “[...] una suma de fuerza de trabajo social que es
susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la
necesidad social, y de cuya magnitud y desarrollo depende en última
instancia la capacidad productora de riqueza de la sociedad. [...]”.
El trabajo abstracto es por lo que entendemos la esencia del valor.
Además, la mercancía tiene un punto en común con todas las
mercancías y es que absorbe una parte del total de ese trabajo
abstracto total del que dispone la sociedad.
Para terminar con
este segundo capítulo tenemos que destacar “el carácter
fetichista de las mercancías” que tiene su origen, según Marx, en
el carácter social peculiar del trabajo que produce mercancías. La
materialización de las relaciones sociales en la producción es el
tronco de dicho “fetichismo”. Cada productor trata a través del
mercado con el resto de productores y trabajadores. Los términos
utilizados son cantidades, por tanto, se reduce a escala de
“instrumento” a las personas. Por tanto, hablamos de un mercado
impersonal. Esta situación ha generado un pensamiento tradicional en
el que se concibe que la materialización de las relaciones en el
mercado es, en cierta forma, natural e inevitable. Sweezy remarca
que, por este motivo, “el mundo de las mercancías aparece como un
mundo de iguales”, sin embargo, no tarda en poner contrapunto a
esta afirmación, recalcando que es tan sólo una apariencia. Dice
del pensamiento de las formas capitalistas, consideradas como
naturales y eternas, que soportan el orden existente y lo mantienen.
Pero para desenmascarar las verdaderas relaciones subyacentes que se
dan en este sistema productivo es necesario un análisis
crítico.
CAPITULO III. EL PROBLEMA DEL VALOR
CUANTITATIVO
La teoría del valor cuantitativo, tema
central del tercer capítulo, está íntimamente relacionada con el
valor de cambio que el autor define como “un aspecto de las leyes
que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una
sociedad productora de mercancías” . Como una primera aproximación
a este aspecto de dichas leyes, podemos decir que el valor de las
mercancías se determina por el tiempo de trabajo socialmente
necesario para su producción. A su vez, este tiempo se define como
“el que se requiere para producir un artículo en las condiciones
normales de la producción y con el grado medio de habilidad e
intensidad comunes en un momento dado” . En esta primera
aproximación, poco importa el valor de uso de la mercancía
producida. También, el trabajo cualificado es considerado trabajo
simple intensificado o multiplicado, al menos en lo que a la teoría
se refiere.
El papel de la competencia es fundamental para
entender la viabilidad de esa teoría del valor de cambio. Sweezy
habla de los cazadores de ciervos y castores en la explicación de
Adam Smith de la competencia, aclarando que para que exista
competencia es necesario que los cazadores tengan “el deseo y la
posibilidad de competir libremente por cualesquiera ventajas que
puedan presentarse en el curso del cambio, transfiriendo su trabajo
de una línea de producción a otra” . Es entonces cuando la oferta
y la demanda lograrían un equilibrio, determinando un precio de
mercado idéntico al valor de cambio, y éste último sería
proporcional al tiempo de trabajo requerido para la producción de la
mercancía. Es decir, la teoría de la oferta y la demanda no es en
absoluto contraria a la del valor de cambio.
Sweezy dedica una
parte del capítulo a la demanda del consumidor, siendo el aparente
olvido de Marx de este aspecto uno de los argumentos de sus críticos.
Sin embargo, Marx parece haber sido plenamente consciente de la
importancia de la demanda en la asignación del trabajo social, i.e.
la distribución del trabajo, las cantidades de ciervos y de castores
cazados. Eso sí, es cierto que Marx no dedica mucho tiempo a la
cuestión de la demanda, y eso se debe a dos razones. En primer
lugar, porque “la ‘demanda social’, en otras palabras, la que
regula el principio de la demanda, está esencialmente condicionada
por las relaciones mutuas de las distintas clases económicas y sus
posiciones económicas relativas” , es decir la clase social y el
poder adquisitivo determinan en gran medida la demanda. Este
argumento, como el autor aclara más tarde, ha sido afirmado por
economistas ortodoxos como Schumpeter y por algunos analistas
modernos del ciclo económico, como los keynesianos. En segundo
lugar, Sweezy menciona el interés principal de Marx por el cambio
social y por eso cualquier variable que se mantiene estable a menos
que otra la impulsa a cambiar no le interesa. Al fin y al cabo, para
Marx “no es la conciencia de los hombres la que determina su
existencia” sino todo lo contrario.
A continuación Sweezy
habla de la contraposición de la ley del valor y el principio de
planeación. La primera, como hemos visto, entrelaza la productividad
y la demanda social determinada por los ingresos con la oferta y la
demanda en el mercado. La ley del valor llega así a regular las
proporciones de cambio de las mercancías, las cantidades de
mercancías producidas, así como la asignación de la fuerza de
trabajo. Todo esto se desarrolla teóricamente en el ámbito de la
producción simple, para luego ser adaptado a la producción
capitalista. Es decir, con la ley del valor de cambio Marx introduce
cierto orden en el aparente caos y arbitrariedad que reinan en el
sistema capitalista.
Lo mismo hace el principio de
planeación, aunque sea en total conflicto con la ley del valor. Al
controlar conscientemente la asignación de la fuerza de trabajo y
también la cantidad de la producción, la economía política
socialista se opone directamente a la capitalista, basada en el
valor.
Sweezy también menciona brevemente la íntima relación
entre el valor y el precio de producción, entendido como una
modificación del valor derivada del mismo y no opuesta a él, como
muchos críticos de Marx han argumentado.
Por último, el
autor habla de la contradicción entre la ley del valor y una
situación de monopolio, ya que esta última introduce cambios en la
demanda, el precio (que se separa del valor), y la asignación del
trabajo. Eso sí, si el monopolio provoca cambios sustanciales en las
relaciones de valor cuantitativo, no ocurre lo mismo con las
relaciones de valor cualitativo que se mantienen estables.
CAPITULO
IV. PLUSVALÍA Y CAPITALISMO.
Este capítulo comienza con
la advertencia de no confundir el capitalismo con la producción de
mercancías, aunque el primero implique la segunda, como hemos visto.
En la producción simple de mercancías el productor posee y trabaja
con sus medios de producción, mientras que en el capitalismo los
propietarios son un conjunto de individuos y los trabajadores otro
son otro grupo. Tanto medios de producción como fuerza de trabajo
son mercancías, esto es, objetos de cambio y, así, valores de
cambio.
La compra y la venta de la fuerza de trabajo es la
característica distintiva del capitalismo, entendida por Marx como
“una nueva época en el proceso de producción social” .
Sweezy
nos explica mediante el desarrollo del modelo D-M- D´ el origen de
lo que Marx entiende por plusvalía. En este modelo la primera
cantidad de dinero, es decir, el desembolso, se convierte en una
segunda cantidad que ha incrementado su valor. Este incremento lo
consigue el capitalista con la introducción de fuerza de trabajo y
medios de producción. A la diferencia entre la primera D y la
segunda es la plusvalía, el ingreso con el que se queda el propio
capitalista, que, destaca, posee una conciencia y una voluntad
.
Encontramos que la fuerza de trabajo es el propio trabajador
que “se vende” por un periodo de tiempo determinado. La fuerza de
trabajo es una mercancía, por lo que posee, un valor al igual que
las demás, determinado a su vez, por el tiempo de trabajo necesario
para la producción. Se reduce, en último término, al valor de
ciertas mercancías ordinarias.
Pero dónde tiene su origen
esa plusvalía más concretamente. En el texto se plantea que la
plusvalía no surge del simple proceso de circulación de mercancías,
ni tampoco de los materiales insertados o los edificios usados en el
proceso productivo. Entonces podemos vislumbrar que la plusvalía
tendrá su origen en la fuerza de trabajo. Mediante el análisis
llegamos a la diferenciación entre trabajo necesario y excedente ,
la diferencia entre uno y otro es adquirida por el capitalista. El
trabajo necesario es pagado mediante el salario, mientras que el
excedente es lo que entendemos por la plusvalía. Ésta última, es
específica del sistema capitalista.
En la última parte del
capítulo se tratan los componentes del valor de las mercancías en
el capitalismo. Tenemos que el valor total está formado por:
•
El valor de los materiales y la maquinaria usados = capital
constante.
• El valor de la fuerza de trabajo = capital
variable.
• La plusvalía.
De este sumatorio que forma el
valor total podemos decir que es la base analítica de la teoría de
Marx y que podemos deducir de ella varías proporciones, tales como,
la tasa de la plusvalía y la de explotación, la primera aplicada al
sistema capitalista y la segunda podemos aplicarla a todas las
sociedades de explotación.
A su vez podemos decir que la tasa de
plusvalía está determinada por tres factores:
1. duración de la
jornada de trabajo.
2. cantidad de mercancías del salario
real.
3. productividad del trabajo.
La plusvalía puede ser
de dos tipos: absoluta, cuando depende de una aumento de la jornada
laboral y/o relativa, si depende de una disminución del salario real
o de un incremento de productividad.
Por último, se discute
la importancia de la suposición que Marx hace sobre la tasa de
plusvalía a la que considera igual en todas las ramas de la
industria y dentro de cada rama en cada empresa. Sweezy nos muestra
el bache metodológico que esto implica y la deficiencia de esta
suposición para explicar la realidad. Asimismo nos da algunas
nociones sobre la composición orgánica del capital formada por:
Tasa de los salarios reales.
Productividad del trabajo.
Nivel común de la técnica.
Amplitud de la acumulación de
capital en el pasado.
Así como de la tasa de la ganancia, que es
determinante para el propio capitalista, puesto que es la proporción
de plusvalía que percibirá de un determinado desembolso total de
capital. Por último, podemos decir que la tasa de ganancia depende
directamente de la tasa de plusvalía y la composición orgánica del
capital. Nos plantea, de nuevo, ciertas limitaciones del método de
Marx, citando a su principal crítico de la estructura teórica
marxista: Bortkiewicz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario